sábado, 30 de abril de 2011

¿Por qué hay personas inteligentes que hacen estupideces?

En mi habitual búsqueda para determinar las leyes que puedan frenar la propia estupidez, he dado con dos autores Feinberg y Tarrant, dedicados a la observación de grandes talentos, gente de éxito, que mandaron al traste sus carreras, sus empresas y/o sus vidas por permitir que su coeficiente de estupidez tomara protagonismo en un momento dado. Yo mismo tengo frecuente ocasión de comprobar como personas con inteligencia superior a la media comete solemnes estupideces sin que aparentemente y gracias al famoso fenómeno de la disonancia cognitiva, se pueda hacer algo por evitarlo. Desde luego, para hacer las estupideces que se narran en el libro uno tiene que ser muy inteligente.
¿Por que las personas más inteligentes no reciben ayuda con sus obsesiones autodestructivas antes de que sea demasiado tarde? Los hechos indican que estas personas inteligentes son las ultimas en recibir ayuda porque usan su cerebro para justificar que no la necesitan. Además las personas muy inteligentes alcanzan posiciones muy tentadoras y con muchas tentaciones, disfrutando del poder necesario para llevar a cabo sus impulsos, son lo bastante listas como para convencerse y convencer a todos de que acepten sus sugerencias y son capaces de construir hábiles racionalizaciones para justificar lo que hacen.

Si usted posee una inteligencia superior a la media la premisa del libro indica que puede correr un riesgo debido a la fortaleza de su equipo cognoscitivo. Este riesgo consiste en que en un momento crítico, su intelecto lo traicione y lo lleve a cometer un disparate devastador. El desastre puede adoptar varias formas: diciendo a haciendo algo que dañe una relación, arruinando una carrera o destruyendo un sueño. Su talento lo ha traicionado. Los riesgos aumentan con el C.I. y el estatus, cuanto más inteligente se sea y más se haya logrado, mayor es el riesgo.
Feinberg y Torrent describen el fenómeno como si de un virus se tratara y lo denominan Síndrome de Inteligencia Autodestructiva. Este virus es autogestado, utiliza el poder de la inteligencia para sabotear la inteligencia: a más inteligencia, mas virus.  Y es endémico en personas muy inteligentes. Uno de los factores más devastadores de este virus es la anulación de la lógica: ni uno mismo sabe porqué hizo lo que hizo. Los síntomas del Síndrome de Inteligencia Autodestructiva serían: la soberbia,  la arrogancia, el narcisismo y el deseo inconsciente de fracasar; esto es, los adictos al riesgo. Intentaré ir desvelando en sucesivas entradas lo concreto de todos estos conceptos y síntomas. Los autores argumentan que para atacar al  Síndrome de Inteligencia Autodestructiva se deberían tener técnicas que nos permitan:
Evaluar nuestra vulnerabilidad (debilidades)
Anticipar la forma en la que su inteligencia puede traicionarlo
Fomentar su inmunidad
Ayudar a recuperarse de una estupidez
Capacitarlo para ayudar a otros antes de q sea demasiado tarde

Un gran intelecto constituye una ventaja en la vida. La observación, la experiencia y la investigación así lo afirman. Esta es la parte buena. La mala es que puede ser saboteado por su propio intelecto. "En ciertas oportunidades las personas inteligentes cometen estupideces porque son traicio­nadas por su intelecto. Sea bondadoso con su inteligencia. Manténgala en forma y podrá confiar en ella, porque hará lo que usted necesite sin tenderle ninguna trampa. Cuando lo logre, ¡encontrará que ser in­teligente no tiene ninguna desventaja!".

¿Por qué hay personas inteligentes que comenten estupideces?
Mortimer Feinberg y John J. Tarrant
Ediciones Granica. Buenos Aires, Barcelona, México

domingo, 17 de abril de 2011

¿Realmente el hombre bajó del árbol?

Escucho estupefacta una vez más en fechas vacacionales, una noticia relacionada con hoteles rurales y vacaciones-aventura respecto al creciente auge y entusiasmo que suscita pasar unos días en plena naturaleza alojándote en un cabaña sobre un árbol.
Un “run-run” constante en mi cerebro desde la comida hasta después de la siesta me hace buscar en Internet. 1.480.000 resultados al respecto. Me cuesta creerlo.

“Cabañas en los árboles ofrece a los amantes de la naturaleza el gozo de entrar en contacto directo con el árbol y su ecosistema, de saborear los placeres de un exilio entre el follaje, y pernoctar en un nido situado en el entramado de las ramas de un majestuoso árbol.
Las cabañas, de 30 metros cuadrados de superficie, no tienen agua corriente. Ni electricidad, ni televisión. Pero hay algo aún mejor: no reciben cobertura para el teléfono móvil, ni WIFI para el ordenador portátil. Será muy difícil que alguien interrumpa esta experiencia única de conexión con la madre naturaleza, esta bucólica huida de la civilización. ¿El precio? Cien euros la noche para dos personas. Pueden alojarse hasta cuatro huéspedes en las cabañas, a las que se accede a través de una angosta, estimulante pasarela y una empinada escalera
, al estar colgadas en los árboles
 Cualquier persona en condiciones físicas normales puede acceder a las cabañas. La restricción para menores es de 10 años.
En cada cabaña se dispone de linternas y velas así como agua y lavamanos. El WC es biodegradable y se recicla en forma de compostaje.
El desayuno se sirve en las cabañas en una cesta. (...)”


Releo el texto varias veces, no sé por dónde empezar...

“Gozo directo de entrar en contacto con el árbol y su ecosistema” .Esto debe ser el  bosque. Osea, que hay gente que paga 100e por el gozo de entrar en contacto con un árbol y el bosque; que es siempre gratis. Y no se trata de niños precisamente. A mi me gusta la naturaleza, dormir o leer bajo un buen árbol, en el monte. Con un buen bocadillo y una botella de agua fresca. Ya sé que son sólo palabras pero yo precisamente con un árbol... no, no gozo.

“Saborear los placeres de un exilio entre el follaje”. Poético es, la verdad. Y tremendamente absurdo también. Se saborean los sabores y supongo que no se referirá precisamente a comer hierba; por lo del follaje. Además me parece una osadía utilizar el término  “follaje” conociendo la mente calenturienta y simple de los españoles en general. Mas de la  mitad de la población estará pensando en“echar un polvo en el campo”; que no tiene nada de romántico sino de “aquí te pillo, aquí te mato”. Con lo que nos ha costado atrevernos a follar con la luz encendida!

“pernoctar en un nido”. Venga, 100e por pernoctar en un nido. Directamente nos están llamando idiotas y debe haber muchos. Creo que esta gente se leyó primero toda la literatura sobre el auge de la estupidez y que tras una pequeña inversión en construir tales cabañas, se están forrando. Ahora lleguen a casa y le dicen a su pareja si les gustaría “pernoctar en un nido saboreando los placeres de un exilio entre el follaje”. y me cuentan.

Las cabañas no tienen electricidad ni agua corriente y algo mejor, con hay conexión wifi. ¿Cómo nadie puede pensar que es mejor la conexión wifi que el agua corriente o la electricidad?
Asegurarse de ir con alguien con quien no se tenga ni el más mínimo problema, ni de comunicación ni, por supuesto intestinal o de colón. Es decir, con tu perro, por ejemplo. Hay baño, eso sí, lo cual no entiendo. ¿No era el placer de un exilio entre el follaje? ¡Pues a cagar al follaje! Eso sí que sería una experiencia de conexión única con la naturaleza, un buen retortijón sobre la cabaña y vuelta again a la “angosta, estimulante pasarela y una empinada escalera, al estar colgadas en los árboles”. Para unas prisas estamos...

“Será muy difícil que alguien interrumpa esta experiencia única de conexión con la madre naturaleza”. Desde luego, te recuerdo que te has ido con el perro incapaz de convencer a nadie “normal” de compartir contigo semejante experiencia.

“Pueden alojarse hasta cuatro huéspedes en las cabañas” Lo que faltaba, restringir la jarra de agua del lavamanos,  las velas y el uso de la linterna. Cola  mañanera en el bater biodegradable, cola en la “angosta, estimulante pasarela y una empinada escalera”, peleas por la cesta del desayuno. ¿Pero no te habías ido con el perro?

Cualquier persona en condiciones físicas normales puede acceder a las cabañas. Ya...pero... ¿Y psíquicas? ¿Y si el de la cabaña de al lado aulla por la noche?

Lo de que “se recicla en forma de compostaje” se lo podían haber ahorrado. Es información gratuita que nadie ha pedido, nadie en su sano juicio pregunta lo que se hace con su... Eso.

“El desayuno se sirve en las cabañas en una cesta” Que detalle! No especifica si frío, caliente o crudo...

En fín, bajamos del árbol hace 3,2 millones de años y ahora parece que volvemos a subir. Si verdaderamente desea estar en contacto con la naturaleza, salga al monte. Dormir en un saco bajo el cielo, apagar el móvil, echar un polvo en el campo, beber agua de un río, es todo gratis. Hasta pasearse en pelotas y aullar a la luna. Claro que por esto último pueden detenerles y por construir cabañas en los árboles sin agua ni luz, llamarlas “hotel rural” y cobrarnos unos cuantos euros; todavía no.

domingo, 10 de abril de 2011

Pienso luego existo...estupidamente

Descubro aliviado que hay bastantes mas ensayistas, estudiosos y defensores de las teorías de la estupidez de lo que pensaba y que sus escritos por fin han dejado de estar en las estanterías dedicadas a los libros humorísticos.
Además, veo algo sorprendido, que no sólo describen el fenómeno sino que centran sus esfuerzos en elaborar teorías y métodos que nos ayuden a controlar ese coeficiente de estupidez que viene de regalo junto con nuestra inteligencia. ¡Bingo!
Llevo tiempo dándole vueltas a primera ley contra la propia estupidez (es importante insistir en que no se puede hacer nada con la ajena excepto “tragarla en pequeñas dosis homeopáticas”), atascado en aclarar el concepto “pensar”; pensar de forma que el resultado final sea que todos ganan y nadie pierde. Utilizar las capacidades intelectuales para sumar y no para restar.
El éxito de la inteligencia es saber dirigir “bien” nuestro comportamiento y para ello es imprescindible ajustarse a la realidad. La realidad es subjetiva. Esta es la primera dificultad.
Incluso haciendo esfuerzos para situarnos en el lugar del otro u otros, nuestra capacidad de observación e interpretación de los hechos está llena de sesgos, de sesgos cognitivos; algunos de los cuales son verdaderos fracasos cognitivos. Segunda dificultad y sigo.
En determinados momentos vitales hasta la inteligencia más dotada tiende a volverse subversiva. Piense en algo que haya hecho o dicho y que sea una estupidez, una verdadera estupidez. La parte racional de su mente le decía “No lo hagas!”, pero usted lo hizo de todos modos. Su desastroso impulso ha adquirido el suficiente poder como para superar sus funciones lógicas. Las emociones son principal causa del fracaso de nuestra inteligencia, nos vuelven irracionales cuando se adueñan no sólo del corazón, sino de toda la mente humana. Tercera dificultad para pensar en el sentido correcto.
Uno de los aspectos más importantes que nos impide “pararnos a pensar”tiene que ver con el concepto “beneficio”.  Aplicar inteligencia significa obtener beneficios para todos. Muchos humanos obtienen importantes beneficios por vivir y relacionarse como lo hacen. Si la inteligencia bien empleada es la que aporta beneficio, pueden considerarse seres inteligentes. Pues no. Los costes-beneficios no se miden en un solo sentido, en el propio. Por definición, la estupidez no solo no genera beneficio alguno a nadie sino que causa perjuicios a todos por doquier. Obtener beneficios causando  un alto coste familiar, de pareja o comunitario y generar daño, quebraderos de cabeza, problemas y demás males de andar por casa, no es precisamente un modo de actuar inteligente. Cuarta dificultad.
Esto último enlaza con el significado de las palabras. Vivimos con y entre palabras, somos palabras, nuestros pensamientos y emociones son palabras. Nos comunicamos con palabras. Tengo la desagradable sensación de que en muchas, muchas ocasiones, las palabras se convierten en el arma de destrucción doméstica y masiva. Vamos por la quinta.

Capacidad de observación, manejo de sesgos cognitivos, control emocional, utilización correcta del lenguaje, comunicación adecuada... No me extraña que la estupidez reine en los cerebros y comportamientos humanos. No me extraña que hace tiempo me retirara del mundanal ruido instalándome placidamente en mi voluntario aislamiento social. Sigo en ello.

domingo, 3 de abril de 2011

Fantasias animadas de ayer y hoy presentan:

Primero de todo, disculpas a mis 11 seguidores porque debería estar escribiendo sobre algo inteligente, pero no he tenido tiempo. Esto va de corrido, sin pararme a pensar, así que es bastante probable que sea una estupidez. Con ello espero responder al segundo comentario de mi última entrada...
Estaba pensando en cómo imaginaba mi “madurez” cuando era joven y responsable con dedicación exclusiva. Estar “en la mitad o más” de la vida, en el momento en el que empieza la cuenta atrás, como cuando te vas a ir de vacaciones y vas tachando los días que te quedan, disfrutando con placidez de las cosas, con tiempo, sin exaltaciones... Suponía que disfrutaría de estabilidad y cordura, tiempo para hacer lo que me diera la gana e independencia para no tener que dar explicaciones a nadie. Más o menos y resumiendo. Entonces descubro que las cosas no son “exactamente” tal y como esperaba.

Entre las clases de Yoga o Pilates, Chucún, Taichi o cualquier otro arte que  permite cultivar cuerpo y mente, esas clases que tanto anhelaba cuando no podía ir. Entre las de Chino, el Taller de Escritura o el Arte del Cultivo Ecológico en la terraza, cursos absurdos que realmente no sirven ya de mucho pero que siempre quise hacer; apenas tengo tardes libres.
Como además, por la misma “madurez”, la ley de la gravedad y el proceso de oxidación, necesito tirar de fisioterapeuta, esteticién y/o masajista; el número de tardes libres se reduce a la mínima expresión. No sé como lo harán los que además van al podólogo o al dentista, por poner un par de ejemplos.

No debí contemplar cuando soñaba con tener tiempo, que a medida que yo cumplía años, lo harían también los demás. Tengo un perro viejo y maniático que depende completamente de mi, una abuela todavía lo suficientemente joven como para apuntarse a todas las actividades propias de su edad, a las que intenta que yo vaya o bien desaparece de casa justo cuando más falta hace que se quede. Tener hijos mayores y criados no es ni mucho menos la ventaja que suponía cuando eran pequeños. Entonces los acostaba a las 21:00 y las noches eran todas mías! (que noches aquellas...). Ahora, en plena adolescencia, me toca predicar con el ejemplo y vigilar- tiene que parecer que no estás pero debes estar- que llegan en condiciones aceptables a casa. Esto es lo mínimo, porque es altamente probable que entre sus novios/as, amigos y amigas, los miembros de la unidad familiar por baño de la casa se duplique o se triplique. Entre semana y los fines de semana. Y si pensé que no tendría que dar explicaciones, estaba muy pero que muy equivocado.
No eres joven ni eres viejo, que es lo que es el resto de la familia propia y de origen. Eso te convierte en el comodín perfecto para todos y para casi todo. Van a pedirte que te quedes con sobrinos, perros, tortugas, cobayas, abuelas, tías-abuelas... Te pedirán que recojas a los pequeños, que pidas citas médicas varias, que acompañes a quien sea a donde sea, que recojas lo que sea de donde sea. Y como puedes faltar a Yoga, Pilates, Talleres varios y demás actividades, tienes hijos mayores y tienes “tiempo”; lo harás. Se fastidió la única tarde libre que quedaba entre semana o la mañana que libro porque tengo guardia de tarde y/o la tarde-noche de un día cualquiera de un fin de semana al mes (o dos).

Tengo también que seguir manteniendo amistades, por fin tengo tiempo para esto. No contaba con sufrir el virus de la insociabilidad tras semanas laborables agotadoras, mis amigos se quejan; así que mis fines de semana están repletos de café-tertulia, comidas, cenas o aperitivos. Cines, teatros, eventos culturales y “raros”o excursiones imposibles. Estoy deseando que llegue el Lunes para poder volver al trabajo, que al menos eso ya lo tengo dominado.

Y de sexo ni hablamos. Con lo bonito que queda en las películas la frase “¿En tu casa o en la mía?”. Pues ni en tu casa ni en la suya. ¿Cuándo? Por Selección Natural, lo más probable será que el otro/a esté separado y con niños. Que no viva con sus padres, será complicado. Quizá puedas tener cierta intimidad el fin de semana (entre semana imposible...) que a él/ella no le tocan niños (¿Sexo sólo dos fines de semana al mes?) y entonces llega la parte en la que soñaste con no tener que dar explicaciones a nadie y te descubres ideando algo que realmente cuele y no levante sospechas al resto (hijos fundamentalmente) respecto a por qué no vas a dormir a casa una o dos noches (Explicar por qué no me parece oportuno contar que “sales con alguien” en casa forma parte de la fantasía de no tener que dar explicaciones a nadie) .Cualquier otra posibilidad de emparejamiento por edad o situación vital  sería encaje de bolillos.

Llueve y he ido a la peluquería (será una futura entrada de blog seguro), voy a ver si me suicido... Buena semana a todos/as.