miércoles, 14 de septiembre de 2011

Festejos populares

El razonamiento general debe ser más o menos así: soy miembro de una especie inteligente. Esto hace que sea superior al resto de las especies. Si yo soy superior las demás especies son inferiores. Esto me da derecho a dominarlas utilizando cualquier medio.

No soporto la violencia en ninguna de sus formas ni manifestaciones, me produce un rechazo visceral que automáticamente me lleva a apartar los ojos de la escena y a cerrarlos. Y a apretar la mandíbula mientras siento que se incrementan los latidos de mi corazón. Algunas de las fiestas populares de este pais me dan nauseas y desearía entonces ser de otro. Que me borren de la lista! YA!
La última escena violenta es de Tordesillas. El Toro de La Vega. Pero hay desgraciadamente muchas así en las que grupos humanos disfrutan causando sufrimiento, generalmente, a UN animal.

El que sigue debería ser el razonamiento correcto: soy miembro de una especie inteligente. Esto me hace diferente al resto de las especies. Esta diferencia no me da ningún derecho a dominarlas utilizando cualquier medio porque la inteligencia proporciona beneficios a todos (lo contrario me hace incauto, malvado y/o básicamente estúpido). Precisamente por esta cualidad que me distingue puedo proteger con inteligencia al resto de las especies.

La inevitable conclusión es que los humanos que participan en estos festejos crueles son malvados o idiotas.

El peligro del razonamiento generalizado, del primero que expongo, es que puedo considerar inferior no sólo a otras especies, sino a miembros diferentes de mi misma especie: humanos de otras culturas, razas, religiones, sexos y hasta edades.

Disfrutar de la crueldad y el maltrato no es un acto en absoluto inocente. Justificar la permanencia de semejante espectáculos “por tradición popular profundamente arraigada” nos lleva inexorablemente a reinstaurar los Circos Romanos, con sus Leones (de pura raza, ya extinguidos por desuso....) y Cristianos (ídem....), los Patíbulos en las plazas de los pueblos, villas y ciudades (¡Eso sí que eran festejos!), el Garrote Vil, ¡Tan nuestro! Y hasta las Crucifixiones (¿Por qué se perderían las Crucifixiones?)

Advertencia: no publicaré en mi Blog ningún comentario a favor de semejantes festejos, incluyendo las Corridas de Toros. Frente a la violencia, tolerancia cero.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Hay cosas que no pueden decirse, y es cierto.  Pero esto que no puede decirse,  es lo que se tiene que escribir (María Zambrano).