sábado, 1 de octubre de 2011

Sexo sin afecto es lo que tengo con mi vibrador.

Andaba tonteando leyendo entre otros el Blog de La cama de Pandora y recordé ciertas conversaciones que durante el verano había mantenido con amigas y amigos respecto a lo que queremos decir cuando hablamos de una relación de sexo sin compromiso. Fórmula que parece va siendo la mayoritariamente aceptada por adultos que ya han padecido varias relaciones estables y altamente comprometidas.
Y estando de acuerdo con Pandora, me reafirmaba en mis opiniones respecto a lo que es tener una relación de "amigos con derecho a roce".

Por ejemplo, algunas personas, creen que sexo sin compromiso significa inexorablemente sin afecto. Error fatal. Bien es verdad que manejarse adecuadamente en el afecto y lo emocional es complicado, tanto que algunos/as prefieren directamente no meterse en esos charcos, pero para tener un orgasmo puro y duro no me hace falta quedar con nadie. Sexo sin afecto es lo que tengo con mi vibrador.

Confundir ser afectuoso/a con estar enamorado/a y desear un compromiso, es otro error fatal que lleva la relación al fracaso. Hacer planes, llamar por teléfono para charlar un rato, abrazarse, étc no es diferente de echar uno rápido en el probador del Corte Inglés. En absoluto hay que traducir gestos afectuosos a ideas tales como "Quiero pasar Noche Buena con tu familia".

Hablar sobre sentimientos y dejar los nuestros claros no significa congelarlos. Las emociones evolucionan, cambian, a veces se hacen más profundas e intensas, a veces justo lo contrario. Es ridículo pensar que siempre se va a sentir lo mismo y otro error fatal prometerse que así va a ser mientras dure la relación.
Hacerle prometer a alguien que sus sentimientos no cambiarán en absoluto es una soberana estupidez. Y es que, entre el polvo sin afecto y formar una familia, hay más modelos de relación que de edredones en Ikea.

Ser amigo con derecho a roce no ha de suponer perder el significado de la palabra amigo/a. De pronto el roce lo ocupa todo. La pulsión sexual es poderosa, muy poderosa y solo se queda para follar, solo se habla de sexo y solo se sienten orgasmos... ¿Y mi amigo/a?
Por norma general, solemos acostarnos con gente que nos gusta y con la que es un placer mutuo compartir una charla, una copa de vino, un cine o incluso un paseo, además de un polvo.

Eso sí, la amistad excluye la posibilidad primero, de exclusividad. Se pueden tener tantos "folloamigos", como se quiera. Lo recomendable siempre es más de uno. Y en segundo lugar, excluye también el escabroso asunto de indagar sobre las costumbres y gustos sexuales del otro fuera de los límites de la cama. Estas dos últimas posibilidades, cuestión de elegancia. Ni se pregunta ni por supuesto, se menciona ni se cuenta.

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