domingo, 20 de febrero de 2011

Vivan los novios!

Sobre los estudios que parece concluyen que las mujeres inteligentes se casan menos y los hombres son más felices si están casados.


La subida de la luz ha estado al borde de suponer una movilización popular pero cualquier noticia, estudio y/o investigación relacionada con el comportamiento humano pasa casi desapercibida, sin ningún impacto social. Somos los humanos los que decidimos subir el precio de la luz o los carburantes. Tomar decisiones forma parte de nuestro comportamiento. ¿Cómo es posible que no nos revuelvan estas y otras conclusiones o que no nos interesen lo más mínimo estudios sobre nuestro propio comportamiento?
La conclusión del estudio es la siguiente: las más inteligentes tienen hasta un 40% menos de probabilidades de casarse.
Siempre he querido creer que la inteligencia se relaciona con la posibilidad de ser y hacer felices a los demás, entendida como un intercambio, una relación entre 2 o más humanos en las que todos ganan y nadie pierde. Esta idea se deduce con facilidad cuando se lee a cerca de la estupidez.
¿Los hombres son incapaces de hacer felices a las mujeres inteligentes? ¿Las mujeres inteligentes creer que los hombres son estúpidos y por eso se casan menos?
¿Son las mujeres menos inteligentes las que hacen felices a los hombres? ¿La felicidad no correlaciona con la inteligencia?
Por si fuera poco, la tendencia al matrimonio se invierte en el sexo masculino; cuanto más inteligente es un hombre mas probabilidades tiene de estar casado y, recuerdo que estar casado, les hace más felices. De acuerdo con el estudio, por cada aumento de 16 puntos en el coeficiente intelectual de ellos, aumenta un 35% las posibilidades de contraer matrimonio.
"Los hombres instruidos no parecen buscar mujeres que sean sus pares, es decir, que los deslumbren con ideas y sensaciones. Paul Brown, psicólogo y profesor de la Universidad de Nottingham, comentó que ellos escogen compañeras que se parezcan a sus madres, y que los apoyen en casa mientras ellos salen a trabajar e imaginan cosas." 
¿Se casan con sus "madres" e "imaginan cosas"? ¿Esto correlaciona con la inteligencia? ¿Los hombres más inteligentes son definitivamente estúpidos?
Los hombres inteligentes se casan con mujeres menos inteligentes y tienen hijos, la inevitable deducción es que, por las leyes de la genética, estamos fabricando seres humanos menos inteligentes.


Al hilo de estas noticias, aparece otro estudio que parece relaciona factores de protección (de la salud mental) en las mujeres con la posibilidad de tener y mantener contactos con su red social (amigas fundamentalmente) y en los hombres de nuevo con la posibilidad de estar casado. Las mujeres con red social y fácil contacto con esta y los hombres casados están más y mejor protegidos para padecer diferentes patologías (depresión por ejemplo)
Si esta conclusión científica causara impacto, quizá que las mujeres dejaran de buscar el matrimonio y se dedicaran a tener y mantener sus amistades. Si las mujeres deciden finalmente no casarse y prefieren, por su salud, mantener su red social , ¿Los hombres serán menos felices y desarrollaran patologías depresivas? ¿Deberíamos elegir líderes varones que estuvieran casados y líderes femeninos que fueran solteras, con un amplia y accesible red social?


En un artículo en The Sunday Times sobre una investigación realizada por científicos suecos, se asegura que los hombres casados con mujeres inteligentes tienen mejor salud y viven más, sin que esto tenga además nada que ver con la educación de estos varones. Si quisiéramos acabar con el género masculino, solo habría que casar a los hombres con mujeres poco inteligentes...
Si es usted varón, cásese con una mujer cuanto más inteligente mejor, lo que le va a resultar harto complicado por cierto. Pero si es usted mujer, por favor, no se case; cultive sus amistades y quede con ellas frecuentemente.
(A ver como hacemos para acercar posturas y resolver esta paradoja)

miércoles, 9 de febrero de 2011

No todo lo que sienta mal al estómago tiene que ver con la alimentación

Escribí en una ocasión en Facebook:  La linea entre el respeto a otros y la posibilidad de ser uno mismo se llama "Elegancia". Y su contrario es la torpeza.
Esto es un escaparate público en cualquier caso;  todos nos ven y todos somos vistos.
Procuremos ser elegantes a la hora de mostarrnos; se agredece.”

Me refería a la elegancia o a la torpeza con la que se  dicen, se callan o se hacen ciertas cosas,  normas elementales de comportamiento no escritas  que condicionan las relaciones interpersonales.

La capacidad para observar primero e identificar después las emociones propias y ajenas , tiene que ver,  seguro, con la posibilidad de no ser elegante y meter la pata. Evidentemente también con asuntos de habilidades sociales, de inteligencia social, autocontrol emocional y como no, de estupidez.  Todo esto se relaciona con la posibilidad de ser torpe o elegante pero no es relación de causa–efecto.

La torpeza, como la estupidez, se da en todas las clases sociales, es independiente del coeficiente intelectual e incluso de la educación exquisita para quien la haya recibido, y va en aumento en generaciones relativamente jóvenes, porque creo que tiene también relación con las escalas de valores.

Las torpezas pueden darse por error, esto es;  hacer o decir algo que no es elegante (sin que necesariamente sea algo inconveniente), o por omisión: cuando callamos deliberadamente  o desistimos a la hora de hacer cualquier cosa con la uno  “quedaría muy bien”.

Este tipo de torpeza no es estado, es acción. No “se es torpe” sino que se hacen las cosas con torpeza o sin ninguna elegancia. No tiene que ver con  ser una persona borde o grosera, ni es ser una persona clara (cuidado con las personas que presumen de esto último, por cierto). El que es borde lo es, se le ve venir desde el principio. La torpeza es algo que no te esperas, es gratuita. Es algo que  queda mal, que estropea el momento. Una sutileza, como una nota desafinada en una sinfonía. 

Me cuesta sobremanera convivir con la torpeza y me deja estupefacto. No entiendo como no se dan clases de elegancia. Es como un golpe seco en el estómago tras el que me cuesta recuperar la respiración.
Puedo considerar a una persona fascinante, interesante, inteligente; pero si comete alguna torpeza, un “error de principiante”; entonces ¡Glubs! deja de parecerme fascinante y desciende a velocidad vertiginosa en mi hipotética y personal lista de “40 Principales”.
Y si una persona es poco inteligente pero es elegante, francamente,  es bastante probable que tenga muchas menos posibilidades de que alguien se de cuenta.

(Me toca disculparme porque seguro que en más de una ocasión me he mostrado torpe, poco o nada elegante)


Internet, páginas de redes sociales, webs personales, blogs, foros, correos electrónicos, chats...Nuestras posibilidades de mostrarnos, comunicarnos, relacionarnos con otros se han hecho infinitas. Y con esto, infinitas también las torpezas, que además quedan expuestas para siempre, imborrables.
La inmediatez de una respuesta, las prisas, el estar pensando en otra cosa, el egoísmo, la exaltación emocional, la osadía, la ignorancia y otras muchas serán variables que acentuarán nuestra falta de aptitudes para la observación, para el recuerdo (memoria), para la escucha y el raciocinio, aumentando la probabilidad de cometer una o mas torpezas.
Pongamos cuidado, seamos elegantes. No es tan difícil como pueda parecer. Los laboratorios que comercializan Omeoprazol y la Ranitidina, protectores estomacales, están haciendo su Agosto.